La autora, Rosa Ma. Fernández, es psicólogo y terapista del lenguaje, MSc. en patología del lenguaje de la Universidad del Sur de Florida. Es asesora del Instituto Psicopedagógico El Avila.

El daño traumático cerebral (TBI) es un daño súbito que ocurre al cerebro resultando en el deterioro de capacidades cognoscitivas o de funcionamiento físico. Este tipo de daño es indiscriminado, puede ocurrirle a cualquier persona, a cualquier edad, y en cualquier área del cerebro. Según la Fundación Nacional de Daño Cerebral, TBI es un daño al cerebro ocasionado por una fuerza externa, no de naturaleza congénita o degenerativa, que puede producir un estado alterado o disminuido del conocimiento.

Causas de Daño Traumático Cerebral

En niños en edad escolar, el daño traumático cerebral es una de las causas principales de muerte e incapacidad. Las causas del daño son variadas y frecuentemente cambian con la edad. Los accidentes en el hogar ocasionan una gran parte de TBI en niños en edad pre-escolar. El abuso al infante y las caídas pueden incluirse en este grupo. En la población escolar, caídas, accidentes de tránsito en que el vehículo golpea el peatón o ciclista, y los daños deportivos constituyen la mayoría de los casos de daño cerebral severo. Otras causas de TBI, también comunes en los niños en edad escolar, son heridas producidas por armas de fuego, deprivación de oxígeno por ahogo, tumores, y enfermedades como meningitis, encefalitis o leucemia, entre otros.

Efectos del Daño Traumático Cerebral

TBI puede complicarse debido a la complejidad neurológica cerebral. Dependiendo del alcance y ubicación del daño al cerebro, el funcionamiento neurológico puede interrumpirse. Cuando ocurre un daño al cerebro, hay varios puntos a tomar en cuenta dependiendo del nivel de conciencia. Primero, el niño puede o no puede estár consciente después del trauma. La condición del niño, incluyendo la duración de estado de inconsciencia, siguiendo el daño cerebral sirve como un indicador del pronóstico. Las predicciones de resultado del daño se basan en el grado y tiempo en coma después del accidente, duración de la amnesia post-traumática (PTA), nivel de salud antes del accidente y otras dificultades educativas pre-existentes (Schoenbrodt & Smith, 1995).

El mecanismo de Recuperación

La edad del paciente cuando el daño ocurre puede tener un efecto sobre la recuperación. Sin embargo, nadie puede saber a ciencia cierta como una persona reaccionará al daño traumático cerebral. Según Goldberg (1996), mientras más joven sea el paciente mayores son sus oportunidades para mejor recuperación debido a la plasticidad del cerebro joven. Un niño con un TBI puede mejorar en pocos meses del trauma. Otros investigadores sin embargo, no apoyan la suposición que los infantes y preescolares tienen mejor pronóstico a causa de su edad y argumentan que el cráneo inmaduro y más delgado, es fácilmente dañado por el trauma, y la limitada cobertura protectora aumenta el riesgo de presión intercraneal, hinchazón difusa, y daños secundarios al cerebro.

Consideraciones Especiales para evaluar un niño con daño cerebral

La evaluación de un niño con un TBI debería incluir un equipo multidisciplinario para identificar fortalezas y debilidades. Es también importante considerar el nivel de funcionamiento del niño antes del accidente para determinar el tipo de apoyo y los servicios educativos necesarios. Una evaluación completa debe incluir una evaluación normalizada y una evaluación informal o naturalística. La evaluación formal debe incluir las áreas siguientes: intelectual, resolución de problemas, atención, concentración, memoria, habla y lenguaje, perceptivo-motriz, y capacidades académicas. Durante la evaluación es importante recordar que la mayoría de los instrumentos normalizados no han sido estandarizados usando los niños que han sufrido un TBI. La interpretación de las pruebas debe hacerse con el cuidado, y no debe considerarse definitiva.

Durante la evaluación informal, información sobre el comportamiento del niño, desempeño, atención, tolerancia, utilización de estrategias compensatorias, tiempo de respuesta, y el agotamiento, debería conseguirse mediante entrevistas, cuestionarios, escalas de clasificación, y observaciones del comportamiento. Las funciones pragmáticas, incluyendo el discurso y la narrativa, deben también evaluarse.